jueves, 15 de junio de 2023

Yo confiaba tanto en el amor...

 Este blog quedó en el tiempo y se perdió de mi relación más grande en tiempo, y en consecuencias.

Hasta entonces yo confiaba que el amor me iba a ayudar a tomar las decisiones más certeras, y que el futuro incierto era tan modificable como las circunstancias se fueran presentando. Indefectiblemente el amor nos hace mejores. O eso creía. jajajajaja

Disclaimer: Voy a hablar de una persona que considero hasta el día de hoy alguien super bueno, en quién aún al día de hoy confío para un montón de cosas. Aunque no seamos amigos y ya no nos hablemos como antes no nos tenemos bloqueados ni nos odiamos. Todo está basado en mi mirada de una tramo de tiempo. Siempre hay dos lados para cada historia. Tuvimos una relación de cinco años con muchas cosas buenas y mucho amor, no soy tan tonta, hubo muchas cosas buenas, pero para contextualizar lo que me llevó a dónde estoy hoy emocionalmente iremos a las partes más tristes. Así que esta es una parte de mi lado de la historia. Con el tiempo hablaré de lo bueno.

A finales de 2012 comencé mi relación con H. Una que duraría 5 años; a partir de ahí no tuve nada que durara más de 2 o 3 meses, y siempre siendo simples chongos. No se equivoquen, me enamore y sufrí otra vez, pero será en su momento.

Como todas mis relaciones, ésta la busqué desde un principio.


Éramos compañeros de murga, él era nuevo y yo había empezado a trabajar en la cafetería del shopping, por lo que faltaba bastante a los ensayos y no lo veía. Cuando me acomodé en el trabajo y empecé a ensayar de nuevo me sorprendió verlo tocando el bombo tan feliz, realmente amando todo eso y no pude dejar de mirarlo, y no pude dejar de ver su forma de integrarse al grupo y querer hacer, que sea un hacedor. Uno de sus valores más grandes es el de ser muy buen trabajador de equipo, siempre acompaña, empuja y no busca roña; entonces eso me enamoró. 

Hace poco descubrí que éste era una patrón con respecto a los hombres que me gustaron después de él, inclusive en mi primer novio. Verlos hacer lo que aman con pasión, ser trabajadores y  buenos compañeros son cosas super honestas. Pero todo eso no necesariamente significa que no hayan cosas negativas.

A Heber lo amé con todo mi corazón, pero mientras vivía nuestra relación yo enfrentaba cambios que me iban sumiendo en un estado de tristeza constante, de inconformidad y descontento que tuve que terminar por asumir: él no me ayudaba, no era cómplice de mi autoestima, más bien era su enemigo. Creo que antes me consideraba con un autoestima tan gigante que un poco más creía que podía ganar Miss Universo jajajajaja... pero lamentablemente ese autoestima ya no existe. Las sutilezas de lo que sucedió en mi interior creo que ni yo las noté, por que iban acompañadas por las sutilezas de lo cotidiano, como palabras dichas por él que quedaron guardadas en mi interior.

Al comienzo lo busque, lo agregue a Facebook, empezamos a chatear. Me gustaba, aunque aún no sabía cuánto, entonces tuvimos nuestra primera vez juntos y algo en mi entro en negación, lo hicimos una vez y después me dormí casi toda la noche que estuvimos en el telo.
En perspectiva yo no sabía nada de mi propia sexualidad, y culpo a la ESI que nos daban, por que si bien había recibido algo en la secundaria (en una época en la que no se daba mucho), no sabía nada, entonces que yo no acabara en mi mente tenía todo que ver con él y no conmigo no entendiéndome tampoco (algo que aprendí con los años y que compartí con él). A los días le dije que solo quería algo casual, que nos viéramos cuando se daba, pero él no quería aceptar ese trato, para él era a todo o nada.

Primero nos alejamos por que queríamos cosas distintas, pero con el pasar de los días lo extrañe tanto que hablamos de nuevo y al final nos pusimos de novios el 4 de noviembre de 2012. Mi segunda decisión, la primera fue buscarlo.

Yo siempre fui de exteriorizar todo, él siempre fue más reservado.
Según él hablaba con las acciones, que cuando pongo las cosas en perspectiva sus acciones claramente hablaban y no era tampoco algo en mi favor. Decidí quedarme de todas formas.
Quise llegar lo más lejos así que abrí Facebook, que ya ni lo uso, y entre a nuestro chat: llegue al 2014, más ya me dio mucha paja, pero como sé que en ese chat fue donde comenzó todo, me pinto la curiosidad. Hasta ahora lei muchisimos más mensaje mios que suyos (obvio, siempre fui muy intensa), y muchos más "te amo" y palabras lindas de mi parte que de la de él; así como en los mensajes, así éramos.

Sus amistades siempre estuvieron presentes, pero las mías no. A mis amigas las podía ver sola, afortunadamente, pero no por que él quisiera darme mi espacio, si no que en realidad o les caían mal, o lo aburrían; mis amigas poco lo conocieron, con excepción de mi mejor amiga Marian por que estábamos en situación de cuñadas. Entonces decidí que no era importante para mi compartir momentos con mi novio y mis amigas, aunque para mi habría significado muchísimo que él aceptara acompañarme para hacerme feliz alguna que otra vez.

Amo bailar, sentir el ritmo, y quería compartir eso con él, por lo menos saliendo a algún boliche juntos, pero para él no tenía sentido, que conmigo no saldría a  bailar, solo con sus amigos. Entonces decidí que estaba bien con eso cuando yo me moría por bailar él.

Me encantaban las redes sociales, siempre fue algo que me atrajo de forma natural, conectar a través de las redes con las personas, compartir información, compartir gustos con otras personas en el mundo, y trabajar con la pagina de fans de Pretty Little Liars. Hasta que de pronto lo que hacía era una perdida de tiempo o era una egocéntrica que solo se sacaba selfies. Tengo que decir que al día de hoy me siento incómoda sacándome selfies a la vista de la gente, me genera tanta ansiedad interna que no puedo posar y siempre salgo mal.

Bueno, paremos acá. ¿Quiero ponerme a enumerar todo lo que con el tiempo se acumuló, y todo lo que decidí posponer de mi? Sería largo.


En algún momento decidimos que  no queríamos tener hijos hasta los 30, y ésta fue una decisión que la tomamos a partir de que yo expresé éste deseo. Después de que nuestras amigas y amigos tuvieron hijos en bandada a los 20, y yo comenzara a tomar las pastillas anticonceptivas para asegurarme de no sumarme al club antes de los 25, pasaron los años y nos alegramos de no haberlos tenido, nos alegramos de nos dejarnos llevar por esa fascinación que sentimos por cinco segundos cuando vimos los bebés recién nacidos, nos alegramos de poder decidir cómo darles ese futuro; no teníamos que correr para armar un hogar donde poder criar a nuestros hijos en el proceso, queríamos armarlo primero para que después llegaran.

A fines de 2015 se convence y me convence de que vamos a construir nuestro departamento sobre la casa de mis viejxs, en vez de sobre la de sus viejxs, como veníamos hablando: él ya tenía una parte adelantada. En realidad en ambas casas teníamos la construcción empezada, la mía era más reciente, mis viejxs decidieron hacer esta habitación para mi en el espacio que me tocaba arriba de su casa. Cuando la hicieron yo no contaba con tenerla, hasta entonces tenía una habitación de 3x2mts donde apenas me entraba la vida, pero al tener una habitación más grande creí que íbamos a vivir por separado durante un tiempo,  incluso llegue a pensar en hacer el departamento sola, pero no fue así. Algo le gusto sobre el espacio del que disponía y flasheo, yo se lo permití, pero la verdad es que no sabía cómo frenar las cosas. Después de eso invertimos mucho ahí, no solo plata, él invirtió mucho tiempo para que el albañil no traiga un ayudante;  empezamos a vivir juntos en esa habitación, compartiendo el resto de la casa con mi familia mientras avanzábamos la construcción.

Creo que ahí es cuando comienza lentamente mi etapa de tristeza. 
Poco a poco me voy dando cuenta que quizás no quiera tener hijos a los treinta, que mejor a los treinta y cinco (tengo treinta y uno y sigo pensando que quizás no quiera hijos a los treinta y cinco), que quizás el futuro que queremos no es el que quiero. Que mi sueño más grande era ir a Nueva York en Año Nuevo (mi cumpleaños), pero en algún momento la idea de que eso era algo tonto se implantó en mí.

La música pop, que solo podía escuchar cuando estaba sola.
Irme a otra murga y no sentirme acompañada.
Me sentí sola. Estaba depositando todo en alguien que en general no me apoyaba en todo lo que no estuviera dentro de nuestra burbuja en el barrio de Dorrego.

En algún punto me deje de querer. No sé en qué punto de los 20kg que subí durante nuestra relación eso comenzó a suceder. Siendo flaca él no me decía cosas lindas, cuando le preguntaba si era la novia más linda que tenía me trataba de egocéntrica, o de creída. Nunca me sentí lo suficientemente linda con él, y no entendía eso. Para mi siempre, ante los ojos de una persona enamorada, la o él otro es el más lindo, sin importar el aspecto superficial, cuando uno ama ve al otro genuinamente. Y no creo que él me haya visto, y si me vio, esa fue la machiruleada más grande todas. Siempre vi en él a una persona demasiado buena,  pero cuando se trata de mí, no estoy segura de por qué se comportó así, la justificación de él y de sus hermanos siempre fue la crianza que tuvieron. 

Entre mi perdida de autoestima, mi subida de peso, mis decisiones en posponer las cosas que me gustan solo para mí y no poder compartirlas con él, me fui alejando, así que cuando propusimos por cuarta vez ese 2017 darnos un tiempo yo lo dije en serio, no fue como las veces anteriores que lo hablamos y después hicimos como si nada. 

Una semana antes de cumplir cinco años discutimos casi toda la noche, así que esa vez le dije que a la mañana se lleve sus cosas. Cuando llegó la mañana siguiente yo estaba firme con la decisión: después de dos años de convivencia él se fue de mi casa, nos tomamos un tiempo y 4 meses más tarde le dije que la separación era definitiva, sus intentos por tratar de hacer las cosas distintas ese verano ya eran en vano.

Al final el gran trabajador en equipo no supo ser un gran compañero para mí. Y eso lo destruyo de una forma que me hizo sentir tan mal. 

Después entré en depresión. Separarme de él fue tan liberador como angustiante. Mi futuro era más incierto que nunca, mis objetivos eran libres de ser lo que quisieran ser.  Y fue ahí donde comencé a darme cuenta, realmente, de cómo tenía miedo a que me gustaran las cosas que me gustaban, y no podía parar de sentir vergüenza de mis propios sueños. 

Todo ese 2018 escuche rock indie, fume prensado y comencé a delinearme como una mujer cannábica en redes sociales, todo lo hice sola. Cultive mi primera planta de marihuana y aprendí a cuidar todo el jardín. Comencé terapia, adopté a Etienne St. Claire y tuve un viaje de hongos acompañada por él que me ayudo a salir de una forma que no esperaba (prometo algún día hablar de eso).

Pasaron cinco años, una pandemia, varios trabajos y otra psicóloga. Sigo trabajando.

Por que ahora sé que el amor nos hace más fuertes cuando el otro está dispuesto a potenciar tu placer tanto como el suyo, cuando el otro nos quiere hacer reír, cuando sin importar qué acompañarnos es una elección y no algo que se demanda.

Así y todo mi miedo más grande reside en el dolor que nos podemos causar, pero ya no quiero tener más miedo. Sé que nada va a esr igual y que voy andar con dos pares de ojos extra, solo por las dudas, pero quiero volver a confiar.


P.D.: Arriba, en las pestañas, les dejé el enlace al blog donde subía la poesía que escribí los ultimos años de relación con H, y lo que fue ese 2018 de tristeza. Seguramente esos poemas hablen por si solos

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